El testimonio del Ser Liberado de un Demonio de Yoga

Escrito por Corinna Craft y traducido por Cristina Bundy

He practicado y enseñado el yoga ashtanga indio (también conocido como “power yoga”) durante diez años en centros polideportivos seculares, como por ejemplo: centros culturales, YMCA, Bally Total Fitness y como profesora auxiliar en un centro de estudios superiores (FPIII). Al haber sido previamente una experta en la danza, el  yoga ashtanga era el único estilo de movimiento que encontré lo suficientemente complejo, desafiante y elegante como para poder interesarme. Lo consideré el régimen perfecto porque incluía todo los componentes de un programa de ejercicios completo: acondicionamiento físico, fitness cardiorrespiratorio, flexibilidad, equilibrio y coordinación; además era elegante y semejante al baile. Me sentí reconfortada de que hubiera encontrado un digno sustituto para el baile, era igual de terapéutico físicamente y catártico psicológicamente. El yoga se convirtió en mi primera forma de ejercicio, y gracias a ello conseguí un gran desahogo.

Sabía que el yoga era asociado con el misticismo del este, en especial con el hinduismo, y yo estaba bastante familiarizado con la teología hinduista. De hecho, en mis días antes de Cristo, cuando estaba buscando a Dios, uno de los primeros libros que leí fue Autobiography of a Yogi (La Autobiografía de un Yogui) por Paramahansa Yogananda, quien fue uno de los primeros maestros del yoga en el oeste. Leí el Bhagavad Gita y lo meditaba y recitaba rítmicamente. Con el tiempo, me convertí en un miembro de un culto espiritualista y hasta tuve un gurú. Pero después de recibir a Jesús, renuncié a todas estas asociaciones, eliminé mi biblioteca y me liberé.

Como una cristiana, tuve un entendimiento mayor que el de la gran mayoría y creía que no podría volver a ser seducida. Ejercité un yoga “desmitificado”, una versión del yoga occidentalizada basada en la ciencia del ejercicio. Evité meticulosamente cualquier derivado de la práctica religiosa del hinduismo, tal como: música devocional, recitaciones rítmicas (mantras), meditaciones, visualizaciones guiadas en Savasana (la pose del cadáver), Namaste (un tipo de inclinación a otros con manos en posición de oración), etc…La versión occidental enfatizaba la miología  y la kinesiología, que es el estudio de los músculos y el movimiento, y emparejaba bastante bien con mi trabajo como masajista terapéutica. En mis clases, abordaba el yoga como lo haría un fisiólogo del ejercicio y estaba muy contenta con mis resultados. Me sentí agradecida de poder utilizar mis dotes en el movimiento, la comunicación y en la enseñanza, y pensé que estaba fortaleciendo a la gente a que tomara control de su salud, a la misma vez, estaba haciendo algo que me encantaba. Incluso llegue a considerar al yoga como una extensión del ministerio de sanidad que utilizaba Jesús a través de mí.

Claro, asimismo era consciente de que muchos cristianos rechazaban el yoga como algo demoniaco, pero yo me sentía confiada en mi propio estilo que estaba practicando y enseñando, como algo que no solamente era sano, sino que también íntegro. En mis ejercicios diario a solas en mi casa, a menudo ponía música de alabanza cristiana y adoraba a Dios encima de mi esterilla. Así que, ¿Cómo conseguí resolver la discrepancia entre las distintas perspectivas que había entre otros cristianos y yo misma ? Supuse que la discrepancia reflejaba los distintos niveles que hay en la fe: Yo tenía más fe. Estaba familiarizada con el hinduismo como una religión falsa, había recibido algo de liberación y obtenido una buena cantidad de libertad, así que no estaba intimidada por ello. Me sentía fuerte en la fe, como Pablo, el apóstol, que podía “tomar carne ofrecida a los ídolos” con una consciencia clara y sin contaminación, porque tenía una relación con el único y verdadero Dios y sabía que en mi corazón los dioses hinduistas: Brahman, Vishnu y Shiva, no eran nada.

También, me oponía a la idea que el diablo tuviera cualquier derecho de propiedad intelectual de ciertas posiciones o movimientos corporales. Desde un punto de vista bioquímico, sabía que los músculos solamente pueden ser estirados o fortalecidos en ciertas posiciones. Pensé que el diseño de Dios del cuerpo humano no tenía ninguna relación con la empresa del diablo y que él no podía restringir  mi libertad de movimiento. Y porque muchas posiciones son similares o idénticas en otros sistemas de movimiento legítimas, no religiosas como la danza, gimnasia y deportes, razoné que el sistema completo era aceptable basado en que también se aceptaban algunas partes de la misma.

Sin embargo, empecé a sospechar del yoga después de que un [pastor y ministro de oración] llamado Gary Hixson echó a un demonio de medicina oriental de mí con una palabra de conocimiento inusitada. Sugirió que el yoga también era demoniaco. Al ser chocada de costado con el descubrimiento de que tuviera un demonio oriental de medicina, comencé a abrirme a la posibilidad de que a lo mejor tuviera un demonio del yoga también. ¿Por qué? Porque toda práctica oriental de salud y de artes de sanidad se centran en cultivar un misterioso principio de la vida: los chinos lo llaman Chi; los japoneses lo llaman Ki; los koreanos, tailandeses y vietnamitas tienen sus propios nombres para ello; y los indios lo llaman Prana, el Prana es un sánscrito que quiere decir “siempre moviéndose” o “fuerza vital”. Los occidentales traducen este concepto como la energía vital, la fuerza vital o la bioelectricidad, y lo consideran un fenómeno puramente físico, parecido a una propiedad electromagnética del cuerpo. Pero en culturas orientales, el concepto no es solo físico; conecta el aire, la respiración y el espíritu, todo junto, muy similar a la palabra griega pneuma.

Los ejercicios de salud y las artes de sanidad que cultivan la fuerza vital y la energía vital, típicamente involucran el control de la respiración y de la intención, es decir, la aplicación de la voluntad humana a obtener un resultado sobrenatural como consecuencia de utilizar método naturales, como por ejemplo, sanar el psiquis a través del cuerpo o sanar el cuerpo a través del cuerpo. Las expectativas de un resultado sobrenatural requiere fe, y la fe es una invitación al mundo espiritual a involucrarse en la misma actividad. Básicamente, la fuerza o la energía vital son un sustituto al Espíritu Santo; es otro espíritu. El tipo de espíritu depende de la cultura: las prácticas chinas como la medicina tradicional china y el tai chi probablemente conjuren espíritus taoístas mientras que las prácticas indias como la medicina ayurvedic y el yoga probablemente conjuren un espíritu hinduista.

Perturbada por las implicaciones, ayuné y oré al Señor para que me enseñara si el yoga era demoniaco, y amablemente me dio una pesadilla. Me encontré ambientada en un gimnasio como en los que enseñaba yoga. Una mujer se estaba reclinando sobre una esterilla de yoga. Me dijo  “yo vivo aquí”. Al lado suyo había un hombre culturista hercúleo colosal que estaba realizando un empuje militar. Entonces me encontré en mi oficina en mi casa, donde había preparado los materiales para mis clases como: el año de estudio del yoga, las coreografías y los folletos. Encendí algo como incienso o hierba, y el humo ascendió. Entonces miré a través de la ventana hacia mi patio y se me entrecortó la respiración. Había un gigantesco altar inflable fluorescente dedicado a dioses hinduistas y una mesa de banquete con un sitio preparado para mí.  Me encontré presa del pánico y quise que aquello fuese despejado de mi propiedad, pero un gigante dragón festival voló como un cono de viento hacia la ventana y empezó a dar golpes, su cara frente a la mía. Lo maldije y golpeteé contra la ventana, pero no se retiraba hasta que grité por Jesús.

La pesadilla reveló la presencia de un hombre corpulento o un demonio de yoga, que fue representado con un hombre culturista y una mujer tendida sobre la esterilla de yoga que dijo, “yo vivo aquí”, en otras palabras, “Yo habito en el yoga y en ti”. Cuando se encendió el fuego para el incienso o la hierba, se retrató el yoga como un acto de adoración en el cual había una influencia sutil que ofuscaba y distorsionaba el entendimiento, como un humo envenenante que impregnaba la atmósfera. El altar y la mesa de banquete dedicados a los dioses hinduistas que eran lo mismo que el yoga en comunión y en hermandad con los dioses hinduistas o los demonios. Detrás de los dioses hinduistas está el dragón, o Satanás. Pero había una cosa que me estaba dejando perpleja. ¿Por qué estaba lo demoniaco simbolizado como si fuera de juguete? ¿Por qué estaba el dragón como una cometa o un cono de viento? El Señor me demostró que estaba jugando con algo peligroso y que no me daba cuenta: El yoga me parecía como algo inocente, como si fuera un juguete para niños. En ese momento ofrecí romper en pedazos mis certificados como instructor de yoga, y el Señor lo aprobó, pero algo dentro de mí estaba reticente, sin lugar a duda, un demonio. Lo rompí de todas formas.

Entonces, puse un espejo de cuerpo entero delante mía porque quería poder ver al demonio del yoga manifestarse cuando fuera a expulsarlo. Le ordené que se revelara. Primero se apareció como una ráfaga de energía placentera, un subidón completo de los pies a la cabeza. Pero después, se asentó sobre mi cara con una expresión fiera, fea y parecida a la de una serpiente. La energía que había aumentado significativamente y la cara de la serpiente estaban en línea con las pinturas hinduistas sobre la energía kundalini la cual se enrolla como una cobra desde la base de la columna vertebral del yogui y se levanta hasta el tercer ojo o la corona de su cabeza. Al principio el demonio insistía que servía a Cristo, pero después de que le presionara con el juicio de Dios, admitió que servía a Satanás y que su naturaleza era maligna. Como había malgastado diez años en esta práctica, le interrogué con el poder del Espíritu Santo.

Las mentiras principales que cuenta a los creyentes de Cristo son: que el yoga es puramente físico y que no tiene nada que ver con lo espiritual, que es estrictamente una práctica de salud y que es un sistema de ejercicios con muchos beneficios. Con este engaño, atrae a cristianos ignorantes a la idolatría con promesas de: que perderán peso, que tendrán aptitud física y que reducirán su estrés. Las mentiras principales que dice a los no creyentes son: que tendrán poder y control sobre sus propias vidas, que mejorarán su vida sexual, y que podrán cultivar el siddhis (poderes sobrenaturales dentro del sistema hinduista) como la levitación, la telepatía mental y la telequinesia, los cuales son derivados de la actividad demoníaca.

Después de que hubiera echado al demonio, purgué mi oficina de mis libros, videos, DVDs y manuales de talleres que costaban miles de dólares. Tiré a la basura material de enseñanza que había perfeccionado con mucha diligencia a lo largo de los años, incluyendo: los planes de estudio universitarios, las clases de coreografía de yoga y los planes de la serie de videos de yoga.  Durante el año siguiente investigué las escrituras, y el Señor me dio el entendimiento sobre el porqué el yoga es demoniaco. A continuación compartiré parte de ello.

El yoga en su origen, diseño y propósito, ha sido la adoración a los dioses del hinduismo. La palabra yoga significa “enyugarse a algo”  y por extensión “unirse a algo”, como cuando dos bueyes son conjuntamente unidos al mismo arnés para que aren el campo. Se refiere al enyugo o la unión  del individuo con lo divino, y en especial, los dioses hinduistas. En la India, el hatha yoga es el camino físico a lo divino, es decir, el devoto dedica su cuerpo al dios a través de los rituales de los ejercicios y las prácticas de higiene. La pieza central del yoga es el saludo del sol, en el cual una entidad invisible puede recibirlos a través de una serie de poses en que se inclinan, arrodillan y postran; a la vez que también le ruegan por medio de una serie de otras poses donde suplican hacia el cielo y realizan gestos de oración. Además del saludo, muchas de las posiciones del yoga representan dioses hinduistas y/o están diseñados para dirigir o contener un flujo energético, con canales y compuertas que encauzan o atrapan el agua.

El yoga es una idolatría e incompatible con el cristianismo. A pesar de las mejores intenciones del practicante, el yoga no puede ser divorciado de su propósito original, ni ser redirigido hacia ningún otro uso: no se le puede tratar como un mero ejercicio físico o como una comunión con el Dios de Abraham. ¿Por qué? Porque Dios no acepta una versión revisada de idolatría como una actividad neutra o como una forma de adoración satisfactoria. Puede que cristianos justifiquen el yoga como un gran entrenamiento o como una adoración del HIJO y no del sol, pero la intención y la buena voluntad del practicante no son suficientes para que puedan hacer la práctica aceptable. ¿Por qué? Porque el dador puede dar un regalo que sea aceptable para el mismo, pero no necesariamente para el que lo recibirá. La pregunta crucial no es si estas ofreciendo alabanzas al Dios de Abraham cuando practicas yoga; sino más bien, si el yoga es una forma aceptable de adoración para el Dios de Abraham. Hay una diferencia. La primera perspectiva se enfoca en como el adorador ve el acto de alabanza. El segundo se enfoca en como Dios ve el acto de alabar. El adorador puede que apruebe algo que Dios no apruebe; puede que ofrezca una alabanza que le agrade a sí mismo pero no a Dios.

Ciertamente, los cristianos deben agradar a Dios y no a sí mismos. Ofrecer a Dios una forma de alabanza que ya ha sido consagrado a otros dioses es como dar a Dios bienes de segunda mano utilizados por el diablo; es como dar a tu comprometido un anillo de compromiso reciclado y usado previamente por un archienemigo. No hay ningún modo en el que se  pueda describir de manera adecuada la repugnancia que Dios siente de tales ofrendas. Son abominables para Él.

La Biblia indica que el Dios de Abraham es muy preceptivo de lo que Él considera una adoración aceptable. En el Antiguo Testamento, los israelitas fueron repetitivamente y expresamente prohibidos de ofrecer sacrificios a Dios en altares paganos o introducir formas paganas de alabanza en el templo de Dios. Los altares paganos son aquellos construidos para otros dioses. El yoga es, en su esencia, un altar pagano. Ezequiel 8:16 identifica, específicamente, la adoración al Sol, no como un asunto trivial, más bien como el dar la espalda a Dios y aborrecer a Dios. En el Nuevo Testamento, los cristianos están prohibidos de participar en cualquier cosa ni tomar parte de nada que haya sido ofrecido a los ídolos: Hechos 15:20, 28-29 (NVI): “Más bien debemos escribirles que se abstengan de lo contaminado por los ídolos (…).Nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponerles a ustedes ninguna carga aparte de los siguientes requisitos: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, (…).”  En la versión bíblica “Amplified” en inglés podemos encontrar un significado más claro y el más amplio ámbito para poder aplicar la Biblia en nuestras vidas. Otras traducciones en inglés como “NIV” y “NKJ” ponen en sus pasajes algo como en la NTV: “que se abstengan de comer alimentos ofrecidos a ídolos”  lo cual puede que sea anticuado e irrelevante para algunos lectores modernos. Pero los “alimentos” pueden ser entendidos de manera figurativa, es decir: como algo de la cual vivimos, que nos da vida y aviva, que nos inspira y motiva, que nos habilita y fortalece.

El alimento  puede ser cualquier cosa que nutre, sostenga y apoye a una persona, ya sea, cuerpo, alma o espíritu. Jesús usó la palabra “alimento” figurativamente cuando dijo “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra” (NVI, Juan 4:34) y también cuando se identificó a sí mismo como verdadera comida espiritual: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.” (NVI, Juan 6:54-55) (N. del T. ténganse en cuenta que el autor original escribió en inglés por lo que las versiones bíblicas que se utilizan como referencia son algo distintas en inglés y en castellano. La versión que el autor dio fue “Amplified” el cual no tiene un equivalente en el castellano, por lo que se ha utilizado otras distintas con el mayor parecido posible. Por otro lado, la palabra a la que se refiere el autor proviene del griego αλίσγημάτων (alisgematon) el cual es un derivado de αλίσγεμα (alisgema) cuya definición es “contaminantes” o “lo contaminado” y no necesariamente comida, pero a veces se traduce así para facilitar la lectura de la traducción ya que en aquellos tiempos se solía ofrecer alimentos a los ídolos)

Puede que el yoga sea comida para el practicante, pero también lo es para los demonios: “Consideren al pueblo de Israel como tal: ¿No entran en comunión con el altar los que comen de lo sacrificado? ¿Qué quiero decir con esta comparación? ¿Que el sacrificio que los gentiles ofrecen a los ídolos sea algo, o que el ídolo mismo sea algo? No, sino que cuando ellos ofrecen sacrificios, lo hacen para los demonios, no para Dios, y no quiero que ustedes entren en comunión con los demonios. No pueden beber de la copa del Señor y también de la copa de los demonios; no pueden participar de la mesa del Señor y también de la mesa de los demonios. ¿O vamos a provocar a celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él?” (NVI, 1º Corintios 10:18-22)

El pasaje indica que la adoración de los cristianos y las otras formas de adoración son ambas exclusivas. ¿Por qué? No porque los otros dioses son dioses verdaderos que puedan amenazar al único y verdadero Dios viviente, pero porque los otros dioses son demonios que pueden amenazar a los cristianos y ofender el amor de Dios. En el yoga, la esterilla es un altar, la práctica es un sacrificio, y aquellos que toman parte de ello son el practicante y los demonios del hinduismo. Puesto en términos austeros, la estirilla es el altar, el practicante el sacrificio, y aquellos que se alimentan del practicante son los demonios del hinduismo. Como el mejor de los casos sería que el yoga abre una puerta en el cristiano para que tenga influencia demoniaca, pero como el peor de los casos sería llegar a ser endemoniado. De todas formas, los demonios entorpecerán el potencial completo del cristiano en Dios; yo lo sé por mi experiencia personal. Oraré para que los otros que hayan sido desviados como yo lo fui, sean desengañados: “(…) Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.”(NVI, Juan 8:31-32).