Colaborando en la Sanidad Física
por Gary Hixson
Hace años, con mis doce horas de creyente, estaba orando obedientemente por cada uno de una lista de políticos que mi nuevo pastor Carl Branford me había dado (1Ti.2.1-2). Al acabar con esta lista, empecé a orar por mi familia, mis amigos y mis enemigos. Luego oré por cada persona que vi pasar por la iglesia. ¿Por qué estaba orando con tanto fervor y fe? Sencillamente creí que Jesús era muy real y que la oración con Jesús funcionaba. Mi creencia se fundaba en la realidad, de hecho en la experiencia. Sólo más tarde me di cuenta que también se fundaba en las Escrituras. Durante los tres últimos días y noches había estado encerrado con demonios poderosos en una batalla increíble por mi vida, mi alma, y mi salvación. El Señor trajo a este nuevo pastor a mi vida, y fui sanado por su obediencia a la voz de Dios. Me invitó, siendo un desconocido total, a su casa. Confrontó mis demonios cuando se manifestaron. Oró conmigo para recibir a Jesús como mi Señor y Salvador. Me dio de comer, me lavó, y me dio una cama donde dormir. Mi segunda oración de esta noche fue para poder dormir, y tuve un encuentro poderoso con el Espíritu Santo. Dormí como nunca había dormido antes en mi vida — y como nunca después. Mis primeras oraciones habían sido contestadas de verdad.
Ahora Pastor Carl me hizo ejercer mi nueva fe al hacerme orar por los políticos. Más adelante me llevó consigo al hospital para visitar a los enfermos. Al llegar, me dijo que orara por cada enfermo. Él no oró. Más bien, hizo que yo orara, ¡que era creyente desde hace apenas doce horas y recién iniciado en la batalla! Me llevó a ver a un anciano de la iglesia que estaba enfermo de muerte. ¡Oré por este anciano, y fue sanado físicamente! Mi autoridad para colaborar con Jesús en la sanidad no se basaba en mi madurez como creyente o en un conocimiento intelectual profundo de Cristo. Se basaba más bien en mi intimidad recién descubierta y una obediencia sencilla a seguir a Jesús y hacer lo que Él hacía. Aparentemente yo tenía la fe de un grano de mostaza. Le toca a Él sanar. Me toca a mí orar y colaborar con Él para descubrir las verdaderas razones por las que las personas no son sanadas.
Si de verdad oro por las personas, se aumentan enormemente las probabilidades de que Dios colabore conmigo para sanarlas físicamente. Cuánto mayor el número de personas por las que oro, cuánto mayor la posibilidad de que algunos se sanen. Jesús quiere compartir Su autoridad con nosotros, con todos los que pongamos nuestra fe/confianza en Él. Si no oro, ¡pierdo una oportunidad para ver manifestarse el Reino de Dios! (Lc.4:18,19) “Jesús reunió a sus doce discípulos y les dio poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios y para curar enfermedades. Los envió a anunciar el reino de Dios y a sanar a los enfermos” (Lc.9:1-2). Más adelante también envió al “segundo equipo”, los 72, para hacer lo mismo (Lc.10:1-21). Me resulta increíble que las instrucciones de Jesús fuesen tan sencillas — expulsar los demonios, sanar, y comunicar el Reino de Dios. Tal vez estos tres mandamientos sencillos sean de gran importancia para Jesús y el avance del Reino de Dios. En Mateo 28:20, Jesús dice que se les enseñe “obedecer todo lo que os he mandado”. Así que, si expulso, sano, y comunico el Reino de Dios, estoy siendo obediente al seguir los mandamientos de Jesús. Jesús dice que los que Le amen Le obedecerán. Orar por los enfermos físicos es un acto de amor hacia Jesús y las personas por las que está orando.
Muchas veces los enfermos no son sanados con una sencilla oración, sino al mirar los asuntos más profundos en la vida de la persona, que van más allá de una explicación materialista. Los médicos dicen que el 80 ó 90% de las enfermedades tienen causas psicológicas o emocionales. Pueden existir razones múltiples por las enfermedades físicas — dedicaciones religiosas falsas, o pactos, maldiciones, votos internos o maldiciones de uno mismo, transferencias generacionales, heridas emocionales y hasta abuso. Estas causas profundas pueden manifestarse en la superficie como enfermedades físicas. Si sólo oramos por los síntomas físicos, muchas veces no vemos una sanidad. He descubierto que al orar por asuntos más profundos emocionales/espirituales, los síntomas físicos son sanados. Vemos a Jesús en Lucas 13:10-16 tratando de hecho con un espíritu que ha causado que una creyente, una “hija de Abraham”, estuviera encorvada y lisiada durante 18 años. Al imponerle las manos, el espíritu le dejó y fue sanada. No oró por su enfermedad en sí, pero trató con el asunto real, más profundo. Cuando estoy aconsejando o orando con una personas, muchas veces pregunto “¿Qué más estaba pasando cuando empezó este problema?”.
Vino una mujer a un equipo de ministerio en el que yo participaba con tumores en sus senos. Por una palabra de conocimiento descubrimos que había sufrido una relación sexual incestuosa con su padre cuando empezaron a aparecer sus senos como joven. Como pasa muchas veces con las víctimas del abuso sexual, maldijo a sus propios senos, o a sí misma por tenerlos, porque, como sigue la lógica con su inspiración diabólica, si no los hubiera tenido, no habría sufrido esta relación incestuosa. Había sufrido varios otros niveles de heridas que habían seguido este acontecimientos. Por la sanidad interior fue capaz de perdonar a su padre, confesar su pecado de maldecirse a sí misma, perdonarse a sí misma y perdonar a cada persona con las que había tenido una relación sexual. Después de este proceso de sanidad interior expulsamos muchos demonios. Volvió semanas más tarde con radiografías que mostraban que los tumores habían desaparecido. Nunca habíamos orado por sus senos.
En otro caso interesante, un antiguo musulmán que ahora era pastor africano vino a verme con ronchas que le cubrían la mitad de su cuerpo. Ninguna clase de atención médica le había ayudado, ni la oración de cristianos. Por una palabra de conocimiento sentí que tenía un espíritu sexual que le visitaba de noche. Le pregunté, y me confirmó que de hecho un genio (espíritu diabólico) le había visitado cada noche durante toda su vida. Confesó su participación sexual y renunció verbalmente las declaraciones de Mahoma de que todo musulmán tendría un espíritu del sexo opuesto que los visitaría desde su nacimiento. El poder del demonio estaba roto y lo expulsamos. Las ronchas desaparecieron de inmediato.
Los físicamente enfermos frecuentemente son sanados a través de un proceso. La sanidad no es siempre instantánea. Esto aconteció en el caso de la esterilidad de mi esposa. Durante un período de cinco años oramos, y luego experimentamos un “avance decisivo” a las manos de un pastor amigo mientras ella fue tocada poderosamente por el Espíritu Santo. Evidentemente era el tiempo de Dios. Ahora tenemos tres hijos.
Al empezar a orar por los enfermos, le animaría empezar a un nivel pequeño y sencillo. A continuación relato un caso entre miles que podría contar sobre un ministerio sencillo de sanidad. Estuve en el almacén de maderas, y el cajero se quejó de un resfriado fuerte y un terrible dolor de cabeza. Le pregunté si podría orar por él en el nombre de Jesús. Me miró de forma rara, pero me dijo que sí. Mandé al dolor de cabeza que cesara. Ahora tuvo una mirada de sorprendido en la cara y dijo que el dolor había menguado. Mandé otra vez que el virus del resfriado muriera y que las vasijas sanguíneas en su cabeza se abriesen. También dije que si hubiera algún espíritu detrás de todo ello que lo dejasen. Estaba aun más sorprendido, ¡y dijo que el dolor de cabeza había cesado por completo! Le dejé mi tarjeta de visita, y le animé que leyera la Biblia. He ganado a muchos al Señor a través de tales encuentros de sanidad naturales y sencillos. Hacer esto le aumentará la fe. Obedeciendo en las cosas sencillas, el Señor le dará retos mayores.
Como este creyente de doce horas, a Dios le gustaría usarle en la sanidad física. Si nos arriesgamos y lo intentamos, muchas veces respaldará nuestra fe sencilla porque respalda la obediencia a Él. El Espíritu Santo nos enseñará al progresar, y muchas veces la oración de sanidad será un proceso. Necesitamos buscar asuntos más profundos, y debemos estar abiertos a las oportunidades, por pequeñas que fuesen, para orar por la sanidad de las personas. ¡Normalmente somos enseñados por Jesús en el momento que nos lanzamos y de hecho comenzamos a “obrar las obras” del Reino!
Copyright Gary Hixson 2002, 2020